Marilyn, no estaba preparada para ser tan bella

FOTO: EFE/Armin Weigel
Unos dicen que se suicidó, otros dicen que la muerte precoz de la actriz más sensual de todos los tiempos fue provocada por sus enemigos.

¿Pero qué enemigos podía tener alguien como Marilyn? Muchos, y entre tantos, el principal era ella misma.

"El abandono de su madre mató a Marilyn". Así lo diagnostica el psicoanalista y escritor Michel Schneider, que en su libro Últimas sesiones con Marilyn (Alfaguara) indaga en los miedos, deseos y frustraciones de la actriz a partir de sus encuentros con su último terapeuta, Ralph Greenson.

Aquel trauma la persiguió toda su vida y tambaleó su quebradiza personalidad hasta caer en los brazos de los fármacos, las drogas, el alcohol y la muerte. Nunca superó el miedo a ser abandonada y revivía aquel trauma infantil cada vez que un hombre la utilizaba. Entre ellos el presidente Knenedy, quién al ver que su relación de amantes era demasiado visible, la abandonó de manera tajante.

No estaba preparada para ser tan bella y, a lo largo de sus 36 años, la protagonista de Vidas rebeldes buscó desesperadamente el amor, la autoestima que no tenía, en la mirada de los espectadores, de los cineastas, como metáfora del amor que siempre le faltó.

Quizás hoy, con la ayuda de un buen terapeuta, se hubiera salvado. Quien sabe.

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